La morfopsicología aplicada al maquillaje y a la caracterización
La morfopsicología se entiende como una ciencia que estudia de forma muy precisa el carácter de una persona. Su objetivo es el de conseguir realizar una perfecta lectura del rostro para lograr determinar cuales son las aptitudes, las insuficiencias e, incluso, las incapacidades de un individuo, tan sólo observando los elementos que componen su rostro. En definitiva, se trata del estudio del carácter humano, analizando las facciones de su rostro, detallando los rasgos que nos hacen a cada uno tan diferentes y especiales.
La morfopsicología nació de las observaciones de un psiquiatra francés, Louis Corman, en 1937; se trata en la actualidad de una pseudociencia, aplicada en recursos humanos para definir las competencias de un sujeto, en relación al desempeño de un puesto laboral. Se usa en colaboraciones policiales para entender la personalidad de un criminal en busca y captura, en relaciones matrimoniales o parentales para optimizar la comunicación en el seno familiar; también en el sector del maquillaje y de la caracterización, para seleccionar los modelos más adecuados en relación a la imagen que se busca, o para retratar adecuadamente un rostro en la creación de un personaje, sea para la moda, sea para el cine, o sea para la televisión y el teatro.
Dr. Louis Corman (1903-1985)
Aunque el estudio morfopsicológico de un rostro llegue a ser complejo porque se basa en el análisis de infinitos y diminutos detalles que forman parte de sus características, los aspectos a los que un maquillador aporta especial atención son los siguientes: el equilibrio del rostro, la proyección y la contención de las zonas y de los sentidos, el modelado y el tono del rostro.
Ante todo, es importante entender que el trabajo de análisis o de transformación que realiza un maquillador profesional se centra en el frontal del rostro. Se entiende en término morfopsicológico como “la cara del engaño”. Es la parte que se comunica e interpreta los mensaje deseados. Es, en consecuencia, la parte del rostro que se puede fácilmente caracterizar. En contra partida, el perfil es incontrolable porque no se puede modificar, aunque la alternativa para transformarlo en caracterización exista con las prótesis.
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Ley del equilibrio y de la armonía
Se refiere, al igual que en visajismo, a los 3 niveles del rostro: la zona alta, la media y la baja. Se entiende un rostro equilibrado cuando la altura y la anchura de cada nivel es semejante. De lo contrario, los desequilibrios muestran una personalidad con impulsos o frenos incontrolables.
La Zona superior (la frente)
Nos informa sobre la vida mental. Se vincula con las ideas, la forma de pensar y la capacidad de aprendizaje.
Una zona superior dominante muestra un ser que se rige por las ideas pero, dependiendo de la forma de este mismo espacio y de su relación con las demás zonas, se podría tratar de un ser reflexivo con opiniones y convicciones, de una mente fantasiosa o de otra con creencias e ideologías
La Zona media (pómulos y mejillas)
Condiciona la expresión de las emociones y las necesidades afectivas.
Una zona media dominante muestra un ser que se rige por las emociones. Mientras la anchura de los pómulos y la carnosidad de las mejillas se refieren a la necesidad de dar y recibir afecto, la altura de la zona media muestra la importancia que se aporta a la profundidad y calidad de los sentimientos.
La Zona baja (mentón y mandíbulas
Es donde se localiza la fuerza de los impulsos; se vincula con lo terrenal, el mundo material y las necesidades inmediatas. Una zona baja dominante muestra un ser que se rige por un mundo terrenal y material. Mientras la anchura de las mandíbulas se refiere a las necesidades básicas e inmediatas, la proyección del mentón indica la fortaleza para conseguir los objetivos.
Caracterización de Mariano Rajoy, realizada por Helena Fenoy para el programa «Polonia».
El modelado del rostro
Nos informa de la manera en la que se establecen los contactos con el mundo exterior y su grado de adaptación. Éste puede ser redondo, plano, ondulado o abollado (anguloso).
En relación al maquillaje, el modelado (contouring), se practica con la intención de proporcionar, equilibrar el rostro y, dependiendo de su forma, endurecer o suavizar la expresión.
El modelado redondo:
caracteriza la niñez. Expresa la permeabilidad de la infancia. Se refiere a personas sociables y conciliadoras.
El modelado ondulado:
es, sin duda alguna, el más femenino y sensual. Indica, en término morfopsicológico, un alto grado de sociabilidad y adaptabilidad que, según la ocasión regula su forma de actuar. Su adaptación es fácil y flexible dependiendo de sus intereses.
El modelado plano:
es el que se interpreta como más frío y distante. Nos informa en un estudio morfopsicológico de la rigidez e intransigencia que no le permite tener fracasos. Su estructura es poco visible y la piel suele ser fina. Tiene dificultades de contacto, de socialización, y acostumbra a ser tajante en el trato y algo violento.
El modelado abollado:
denominado anguloso en términos de maquillaje: es el modelo que caracteriza al hombre. Es un perfil de entrantes y salientes muy huesudos. Transferido en un rostro de mujer, traduce tensión donde las pasiones y los conflictos se alternan.
El tono y la atonía del rostro
Son aspectos que pertenecen a cualquier tipo de rostro. Informa de la actividad receptiva, del funcionamiento del sistema nervioso: tonicidad/actividad y atonía/receptividad.
La tonicidad en un rostro:
muestra energía visible. Se asocia a la capacidad de arranque de una persona, la que proporciona el empuje para luchar en la vida.
Un rostro tónico se refiere a un rostro fuerte con poca grasa, bien definido en su contorno y sin carnes flácidas. Todo sus rasgos tiende a subir; ojos rasgados, boca sonriente y la nariz muy diferenciada, en especial a nivel de aletas.
Son resistentes, activos, con sensualidad y agresividad fuertes, alegres y extrovertidos. Saben luchar frente a los obstáculos y no se dejan arrastrar por lo que digan o piensen los demás. Son valientes e influyentes.
La atonía en un rostro:
muestra falta de energía visible. Se asocia con toda claridad a una falta de vitalidad, de actividad, de autonomía. Un rostro átono se refiere a carnes blandas y sin vida. El tono de la piel suele ser blanquecino o pálido. Los ojos y la boca son apáticos y caen sin fuerzas. La nariz tiene aletas pesadas y nada diferenciadas. La voz en estas personas es débil. Ceden a las presiones, son influenciables y se dejan arrastrar fácilmente. La atonía fomenta la introversión, bloquea las energías, crea ansiedad, tensiones, impotencia. Además, la atonía habla también de egoísmo personal.
Un análisis profundo y extendido morfopsicológico contempla, si duda alguna, muchos más aspectos de un rostro como son, por ejemplo, el tamaño del rostro, la proyección o retención de los sentidos, la proporción de los sentidos en relación al tamaño del rostro, las asimetrías…etc. Es necesario comprender que el mínimo aspecto de un rostro puede contrarrestar, compensar, acentuar o agravar otras características de la fisionomía.
Es importante también entender que las formas del rostro vienen heredadas en su mayor parte, pero que se forjan también sobre el transcurso de los años, según su entorno, natural, social comunitario, cultural y su relación emocional afectiva.
En todo caso, un maquillador debe adquirir suficientes conocimientos de morfopsicología para lograr seleccionar el modelo o el actor más adecuado para la transformación y, además, tener el argumento morfopsicológico que eleva su estatus de maquillador al de un caracterizador profesional.
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